¿QUÉ PASÓ
CON LOS VALORES Y PRINCIPIOS MORALES DE NUESTRA SOCIEDAD?
¿LIBERTAD O
LIBERTINAJE?
Por Carlos
Rey.
Era una
fiesta animada, como muchas de las fiestas juveniles de fines del siglo veinte:
una fiesta con amigos, con música rock, con abundancia de cerveza y con el
espeso humo de cigarrillos. En la sala había una mujer acostada, con una lata
de cerveza en una mano y un cigarrillo en la otra.
Pero algo
extraño estaba pasando, y tuvo que intervenir la policía de Arkansas, Estados
Unidos. La mujer acostada en plena sala era la madre de Johnny Harrison, el
organizador de la fiesta. Y lo más chocante y hasta macabro es que estaba
muerta, dentro de un ataúd. Al hijo de la mujer lo acusaron de profanación de
cadáver y lo multaron con cinco mil dólares.
En su
defensa, Johnny Harrison alegó que su madre le había pedido que, cuando ella
muriera, la despidieran con una fiesta. Pero difícilmente se habría imaginado
ella que su despedida llegara al colmo de convertirse en orgía.
Lamentablemente
siguen ocurriendo actualmente casos tan extraños como el de Johnny Harrison. Es
que obedecen a ese fenómeno que, aunque no se ve todos los días, manifiesta de
un modo patente el menosprecio y el desdén hacia los valores morales y
espirituales. Ese desprecio, tarde o temprano, ha de llevarnos a la ruina. Pues
así como la civilización comenzó cuando el hombre cavó la primera sepultura, en
señal de respeto por sus muertos, terminará cuando deje de honrar a sus
difuntos, en señal de haber cavado su última sepultura: la de su conciencia.
¿A qué se
debe esa falta de respeto y aprecio por los valores morales que alguna vez
tuvimos por sagrados? En definitiva, no se debe a que hayamos llegado a un
punto superior de evolución, sino precisamente a lo contrario. Hemos perdido el
pudor, la vergüenza, la dignidad y el respeto a todo lo que antes venerábamos
porque hemos confundido la libertad con el libertinaje a tal grado que algún
día las generaciones futuras dirán de nosotros lo que se decía de quienes
vivían en la época de los jueces bíblicos: que cada uno hacía lo que le daba la
gana.1. Pues hemos tomado nuestras libertades fundamentales —la libertad de
pensamiento, la libertad de conciencia y la libertad de expresión— y las hemos
llevado al extremo de convertirlas en licencia para practicar la inmoralidad,
la deshonestidad, la lujuria, la lascivia, la perversidad, la bestialidad, la
obscenidad y la profanidad. Si no es así, ¿cómo se explica que la pornografía
se haya convertido en la actividad más lucrativa del mundo actual?
Con todo, no
es demasiado tarde para recuperar esos valores perdidos. Sólo tenemos que
volver sobre nuestros primeros pasos y acudir a Dios, en reconocimiento del
valor de sus leyes morales y espirituales, y que pedirle, como el salmista, que
nos dé entendimiento para seguir esas leyes y cumplirlas de todo corazón.2.
1. Jue 17:6. En aquellos días no había rey
en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.
1. Jue 21:25.
En estos días no había rey en
Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.
2. Sal 119:34. Dame entendimiento, y guardaré
tu ley,
Y la
cumpliré de todo corazón.
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