lunes, 18 de abril de 2016

¿QUÉ PASÓ CON LOS VALORES Y PRINCIPIOS MORALES DE NUESTRA SOCIEDAD?

¿QUÉ PASÓ CON LOS VALORES Y PRINCIPIOS MORALES DE NUESTRA SOCIEDAD?
¿LIBERTAD O LIBERTINAJE?
Por Carlos Rey.
Era una fiesta animada, como muchas de las fiestas juveniles de fines del siglo veinte: una fiesta con amigos, con música rock, con abundancia de cerveza y con el espeso humo de cigarrillos. En la sala había una mujer acostada, con una lata de cerveza en una mano y un cigarrillo en la otra.
Pero algo extraño estaba pasando, y tuvo que intervenir la policía de Arkansas, Estados Unidos. La mujer acostada en plena sala era la madre de Johnny Harrison, el organizador de la fiesta. Y lo más chocante y hasta macabro es que estaba muerta, dentro de un ataúd. Al hijo de la mujer lo acusaron de profanación de cadáver y lo multaron con cinco mil dólares.
En su defensa, Johnny Harrison alegó que su madre le había pedido que, cuando ella muriera, la despidieran con una fiesta. Pero difícilmente se habría imaginado ella que su despedida llegara al colmo de convertirse en orgía.
Lamentablemente siguen ocurriendo actualmente casos tan extraños como el de Johnny Harrison. Es que obedecen a ese fenómeno que, aunque no se ve todos los días, manifiesta de un modo patente el menosprecio y el desdén hacia los valores morales y espirituales. Ese desprecio, tarde o temprano, ha de llevarnos a la ruina. Pues así como la civilización comenzó cuando el hombre cavó la primera sepultura, en señal de respeto por sus muertos, terminará cuando deje de honrar a sus difuntos, en señal de haber cavado su última sepultura: la de su conciencia.
¿A qué se debe esa falta de respeto y aprecio por los valores morales que alguna vez tuvimos por sagrados? En definitiva, no se debe a que hayamos llegado a un punto superior de evolución, sino precisamente a lo contrario. Hemos perdido el pudor, la vergüenza, la dignidad y el respeto a todo lo que antes venerábamos porque hemos confundido la libertad con el libertinaje a tal grado que algún día las generaciones futuras dirán de nosotros lo que se decía de quienes vivían en la época de los jueces bíblicos: que cada uno hacía lo que le daba la gana.1. Pues hemos tomado nuestras libertades fundamentales —la libertad de pensamiento, la libertad de conciencia y la libertad de expresión— y las hemos llevado al extremo de convertirlas en licencia para practicar la inmoralidad, la deshonestidad, la lujuria, la lascivia, la perversidad, la bestialidad, la obscenidad y la profanidad. Si no es así, ¿cómo se explica que la pornografía se haya convertido en la actividad más lucrativa del mundo actual?
Con todo, no es demasiado tarde para recuperar esos valores perdidos. Sólo tenemos que volver sobre nuestros primeros pasos y acudir a Dios, en reconocimiento del valor de sus leyes morales y espirituales, y que pedirle, como el salmista, que nos dé entendimiento para seguir esas leyes y cumplirlas de todo corazón.2.
1.           Jue 17:6. En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.
1.        Jue 21:25. En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.
      2.        Sal 119:34. Dame entendimiento, y guardaré tu ley,

Y la cumpliré de todo corazón.

lunes, 11 de abril de 2016

UN MUNDO SIN DROGAS. UNA PAZ PARA LA FAMILIA Y PARA COLOMBIA Y EL MUNDO, SIN DROGAS, NI NARCOTRÁFICO.

UNA PAZ PARA LA FAMILIA Y PARA COLOMBIA Y EL MUNDO SIN DROGAS NI NARCOTRÁFICO.
BIGURRILLO EL MARIHUANERO.
Por Carlos Rey.
El comportamiento de Bigurrillo, adicto a la marihuana, era extraño. Si tenía su ración diaria de veinte gramos, se ponía eufórico, de buen humor. Entornaba los ojos como si soñara despierto. Trataba de pararse de cabeza como si se sintiera acróbata. Y hasta intentaba pasos de baile muy graciosos.
Pero si no tenía sus veinte gramos diarios, Bigurrillo se ponía furioso. Corría por toda la casa, rompía cosas, y mascaba lo que encontraba a su paso, como si fuera una cabra salvaje. Desde luego, Bigurrillo no era una cabra salvaje, pero tampoco era un ser humano. Era un conejo que tenía Claudio Lima, de São Paulo, Brasil. Por cierto que el hombre estaba bajo proceso judicial por maltratar animales.
¡De modo que la marihuana se ha vuelto tan popular que hasta los animales la están usando! Claudio Lima indujo a su conejo a comer la hierba, y para proporcionarle su dosis diaria, llegó a cultivar la marihuana en el traspatio de su casa.
Si bien casi ninguno de nosotros cultiva plantas de marihuana en la casa, ni jamás se nos ocurriría hacer tal cosa, como padres y madres responsables que somos debemos reflexionar sobre el problema que presenta su uso, no en conejos inofensivos sino en nuestros jóvenes. El uso de marihuana y, peor todavía, de cocaína, de heroína y de otros estupefacientes, sigue en aumento. El narcotráfico a nivel mundial está organizado a tal grado de perfección que es casi imposible neutralizarlo o combatirlo. Sus agentes, que son como lobos disfrazados de ovejas, distribuyen la droga por todas partes: escuelas, colegios, clubes deportivos, calles, plazas, parques, playas, discotecas, fuentes de soda, y cuanto lugar se llena de jóvenes.
La producción, distribución y venta de marihuana y de otras drogas es algo que es casi imposible de frenar. Sin embargo, hay algo que sí podemos hacer los padres y madres que estamos conscientes del tremendo daño que causa. Podemos impedir que entre a nuestra casa; podemos evitar que atrape a nuestros hijos. Para lograrlo, necesitamos guardar una vigilancia familiar estricta. Pero además de esto, necesitamos mantener nosotros mismos un profundo sentido de moral cristiana.

Menos mal que Dios nunca dispuso que la moral cristiana fuera algo que tuviéramos que adoptar y mantener solos. Por algo se llama «cristiana»: porque procede de su Hijo Jesucristo. Cristo quiere establecer en nosotros sus principios y sus preceptos. Si le permitimos que lo haga, es probable que a los ojos de nuestros semejantes no seamos tan populares como la marihuana, pero en definitiva podremos ponerles a nuestros hijos el ejemplo que merecen y que les hace tanta falta.

viernes, 8 de abril de 2016

COMO SALIR DE LA DEPENDENCIA DEL PECADO.

COMO SALIR DE LA DEPENDENCIA DEL PECADO.
1. Acepte que no tiene fuerzas para dejar el vicio o pecado. (Sal 51: 1- 5)
2. Admita que Dios es su Creador y Salvador y que Él tiene poder para restaurarlo. (Sal. 71:20–21)
3. Someta su voluntad a la de Dios. (Mt. 16:24–25)
4. Enfrente la realidad y reconozca quién es usted en realidad. (Sal. 139:23–24)
5. Acepte ante Dios y otra persona que usted está luchando contra el pecado. (1 Jn. 1:8)
6. Humildemente acepte la ayuda de Dios para cambiar sus patrones de conducta pasados. (1 P. 5:6–7)
7. Confiese sus defectos y caídas continuas. (Sal. 51:10–12)
8. Pida perdón a quienes ha ofendido. (Mt. 5:23–24)
9. Restituya lo que haya tomado de otros. (Ez. 33:15–16)
10. Acepte que se ha equivocado y arregle las cosas que ha hecho mal. (Tit 2:11–12)
11. Ore y conozca la senda que Dios tiene para su vida. (Sal. 25:4–5)
12. Trate de ayudar a otros que posiblemente ha caído y necesitan restauración (Gál. 6:2-3)

DIOS ESTÁ A CARGO DE TODAS LAS COSAS.
“Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. 1 Juan 4:4.
EL PERDÓN EN MEDIO DE LA  ANGUSTIA Y LA TRAGEDIA.
«EL PROVECHO DE LA AGONÍA»
Por el Hermano Pablo.
La tragedia ocurrió de noche en una de las capitales más grandes del mundo. Joseph Hawkins, de veintiún años de edad, se encontraba en el patio de su casa cuando lo mataron a tiros desde un auto que pasó velozmente. Se suponía que el joven había tenido vinculación con alguna pandilla de muchachos de la comunidad, aunque esto no pudo comprobarse. Fue un gran dolor para toda la familia.
La madre de Joseph, Loma Hawkins, quien no se amilanó ante su muerte, lanzó un programa de televisión que tituló «El provecho de la agonía», en el que invitó a todas las madres que habían pasado por una experiencia similar a venir a exponer ante las cámaras su sentir. El proyecto comenzó a tomar auge.
No obstante, dos años después la tragedia golpeó por segunda vez el hogar de Loma. Un segundo hijo, Geraldo, de diecisiete años de edad, fue asesinado en idéntica forma. El dolor para Loma fue casi insoportable. Pero al preguntarle si seguiría con el programa, ella respondió con énfasis: «Sí, y ahora con doble razón.»
He aquí una madre doliente y sufrida, pero noble, valiente y determinada, que tomó su desgracia como algo inevitable, y dándole vuelta al dolor, lo usó para lanzar un proyecto que tenía el fin de cambiar el destino de su comunidad. En la zona donde ella vivía, ese tipo de homicidios ocurrían a diario. El esfuerzo de esta mujer contribuyó a cambiar la situación.
El comentario de ella fue: «Espero abrir camino, poco a poco, en la conciencia de todo adolescente que, por tener un auto potente y un arma de fuego en la mano, se cree con derecho a matar al que se le ocurra.»
Ante desgracias como ésta, la reacción del doliente toma uno de dos cursos: o sume a la persona destrozada en una profunda depresión de la cual no encuentra, ni desea encontrar, salida, o reacciona como lo hizo Loma Hawkins, quien ante el terrible dolor de ver a su hijo muerto a balazos, alzó la vista al cielo y dijo: «Señor, ayúdame a encontrarle algún provecho a esta tragedia.»
Ella no sólo se permitió hallar consuelo y fortaleza, sino que actuó inmediatamente en auxilio de otros. Y en su dolor, usó su agonía para lanzar un proyecto con el fin de cambiar a su comunidad.
En medio de la desesperación, podemos pedirle a Dios gracia para llenar primero nuestro propio corazón con amor y perdón, y luego para ayudar a otros que tienen aflicciones afines. Él es más grande que toda tragedia, y puede cambiar en provecho lo que es desastre. Dios sólo espera que acudamos a Él.
JESUCRISTO ES PERDÓN Y VIDA ETERNA.
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” - (1 Corintios 6:9-10).
La gente posee la idea que está bien vivir inmoralmente y que Dios pasará por alto sus indiscreciones. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). A Dios no se le pasa por alto nada de nuestras vidas. Él es un Dios justo y juzgará (véase Hebreos 13:4). “Bueno Pastor, ¿significa esto que si he hecho alguna de estas cosas no podré ser salvo?” ¡No! Primera Corintios 6:11 promete: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” ¡Aleluya! No existe pecado tan atroz que la sangre de Cristo no pueda lavar. Él limpia al pecador más vil.
¿Ha pensado alguna vez que Dios no puede perdonarle un pecado o pecados cometidos? Entonces, pídale perdón por elevar su pecado más allá de la sangre de Cristo. Satanás no quiere que usted sepa que el pecado más vil puede ser limpiado por la sangre de Jesucristo cuando acudimos a Él en arrepentimiento y fe.
ESTAMOS MUERTOS AL PECADO.
“Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:4).
Una de las más grandes bendiciones en la Biblia pasa frecuentemente inapercibida entre creyentes. ¡Es la sepultura de Jesucristo! Me escuchó bien, la sepultura de Jesús es una bendición para usted. Porque no sólo murió usted con Él, sino que ha sido sepultado con Él. En tiempos bíblicos cuando la gente judía fallecía, eran inmediatamente embalsamados con aceites especiales y envueltos en lino. El cuerpo era ocultado y sepultado en una tumba. Eso es lo que Jesús ha hecho con su cuerpo viejo del pecado. No sólo ha sido usted crucificado con Cristo, sino también ha sido sepultado con Cristo. ¿Por qué el énfasis? Para que usted nos sea acosado por el fantasma de la culpabilidad. El diablo tratará de recordarle lo que usted fue. No se lo permita. No ande merodeando entre los huesos muertos de su vida vieja. ¡Ésta desapareció por la gracia de Dios!
¿Los demonios del infierno le acosan con acusaciones de culpabilidad de pecados pasados? Es hora de hacerlos correr de regreso a su fosa. ¿Cómo lo hace? ¡Con la Palabra! Si usted es acusado de algo ahora mismo y sabe que lo ha confesado, se ha arrepentido y le ha rogado a Dios perdón, apodérese de la autoridad que Dios le dio y declárele a esos demonios su Palabra: 1 Timoteo 1:12-14 y Romanos 8:1.
ESTAMOS JUSTIFICADOS DELANTE DE DIOS.
“Más al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:5).
Justificación es el acto de Dios por medio del cual Él declara a los que han confiado en Cristo, que son justos, así como su Hijo es justo. La salvación no se basa en nuestras obras.
¿Sabe qué es lo que Dios ve cuando mira a uno de sus hijos (as)? Él ve a Jesucristo. Algunos dirán: “¡Eso es arrogancia!” No. No lo es. Está en la Biblia. Un hijo (a) está en Cristo y, por lo tanto, Dios no puede ver sus pecados (lea 1 Corintios 1:30). Él sólo ve la justicia de su Hijo.
Justificación es mucho más que sólo un perdón. ¡Es una promoción! Dios no sólo perdona nuestros pecados. Él nos hace justos. Sólo Dios puede tomar a alguien que es culpable y declarar a esa persona justa. Es el trabajo salvador de Dios. ¿Cuál es la base de nuestra justificación? ¡Su gracia!
La próxima vez que pase frente a un espejo y alguien está con usted, comience una conversación evangelizadora: “El otro día Dios me enseñó algo acerca de mi reflejo. Cuando miramos al espejo, nos vemos a nosotros mismos. Pero cuando Dios me mira, Él ve a su Hijo.” Vea cómo la otra persona reacciona y responde.
ES TIEMPO ENTONCES DE BUSCAR SU REINO.
“Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
¿Alguna vez ha notado que junto con el mandamiento de “no preocuparse”, en Mateo 6:34, viene correspondientemente la promesa de Dios de cuidar de nosotros? Una de las más frecuentes promesas es que seremos alimentados. Dios suplirá nuestras necesidades. Entonces, ¿por qué Dios promete que “todas estas cosas os serán añadidas”? ¿Será para que no pasemos hambre? No. Amigo, mucha gente que no confía en Dios tiene su mesa llena de alimentos. La persona inconversa promedio piensa en el dinero, casas, carros, ropa, joyas, etc. Jesús sabe que tenemos una mente “de un solo carril”, y que no podemos servir a dos señores. Si son las cosas materiales las que usted está buscando, entonces no está buscando al Señor. Y Él es quien nos dice: “Confía en Mí. Pon toda tu atención y confianza en Mí. Haz el bien y Yo cuidaré de ti.”

¿Cuál es la evidencia en su vida que testifica que Él es su primera prioridad?