martes, 31 de marzo de 2015

INTEGRIDAD CON DIOS, CONMIGO MISMO, EN EL HOGAR, EN LA SOCIEDAD: UN PRINCIPIO NECESARIO PARA TENER SEGURIDAD.

Integridad: La Gran Muralla China 
© Copyright 2009 Más de la Vida con Jorge Cota
Quizás el hombre más sabio que jamás haya vivido fue Salomón.
Salomón era capaz de tomar verdades universales y hacerlas memorables.
En una ocasión Salomón escribió, "Una honesta respuesta es como un beso en los labios".  Es una buenísima descripción, ¿Sí o No? La honestidad y la integridad son igual de encantadoras como deseables, pero son más que eso.
La integridad provee un muro de seguridad alrededor de nuestras relaciones interpersonales. De hecho, la integridad es la esencia de la verdadera seguridad que experimentamos en esta vida.  La integridad es la tierra fértil donde un matrimonio exitoso puede crecer y florecer. La integridad es el armazón para las amistades y es el ingrediente básico para cada socio exitoso.
Una de las maravillas del mundo es la gran muralla China. Fue terminada en el año 240AC. Esta magnífica estructura mide 1500 millas de largo, de 15-30 pies de grueso y 25 pies de altura. Fue construida para darle a China un sentimiento de seguridad protegiendo al país de los ejércitos invasores.
Desafortunadamente, no funcionó. Durante los primeros 100 años de existencia, fue infringida tres veces. En cada ocasión, los invasores no brincaron el muro, ni entraron por debajo, o atravesaron la muralla, simplemente lo que hicieron fue sobornar al guardia. Como puedes ver, sin integridad no hay una verdadera seguridad.
Aun cuando quisiera pensar que cuestiones externas como muros, contratos y convenios nos pueden proteger, la seguridad genuina se encuentra entre individuos quienes están comprometidos al concepto de integridad.
En una ocasión Jesús dijo, "Que tu sí, sea sí y que tu no, sea no - cualquier otra cosa viene del maligno". Jesús comprendía que la mayoría de las maldades que llegan a nuestra vida entran por la puerta de la deshonestidad. La verdad ha sido comparada con una vajilla fina, una vez que se quiebra puede ser reparada, pero jamás llega a ser igual.
Cuando uno considera que a la persona promedio se le miente (o miente) unas 200 veces al día y que el 91% de nosotros admite que regularmente nublamos o modificamos la verdad y que el 64% de la población confiesa que "mentirán siempre que les convenga, y que no lastimen a nadie". Es difícil ser honesto.  Es por eso que solamente el 31% de las personas creen que la honestidad es la mejor póliza.
Con razón nuestras familias y relaciones interpersonales están tan fracturadas. La deshonestidad de cualquier tipo es destructiva. Destruye nuestro sentido de seguridad porque a nadie le gusta que le mientan o que le tomen el pelo. La integridad es la red que protege nuestro espíritu.
Es por eso que creo que nos iría mejor si nuestras palabras estuviesen caracterizadas por la verdad y nuestras acciones estuviesen motivadas por la integridad. Quizás no podremos hacer mucho sobre las mentiras que recibimos, pero sí podemos hacer mucho sobre aquellas que nosotros decidimos no decir.

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