LA VIDA SI TIENE SENTIDO EN CRISTO JESÚS SEÑOR NUESTRO.
«LA VIDA NO
TIENE SENTIDO»
Por el
Hermano Pablo.
Andy Reader
preparó su cámara de video. Era un nuevo modelo, recién comprado. La acomodó
cuidadosamente sobre el trípode en una parte alta de su garaje, apuntándola
hacia su automóvil, y la puso en marcha. La cámara había de funcionar
automáticamente, y había de recoger tanto imagen como sonido.
Después,
Andy, de treinta y ocho años de edad, de Dartmoor, Inglaterra, se encerró en su
auto y encendió el motor. ¿Qué se proponía? Filmar su propio suicidio. Hallaron
su cuerpo inerte varias horas después, víctima del monóxido de carbono. Pero el
acto de suicidio, junto con sus últimas palabras, quedó registrado en su cámara
para siempre. El mensaje era claro. Andy lo había repetido varias veces: «La
vida no tiene sentido.... La vida no tiene sentido...»
En efecto,
para miles de personas la vida no tiene sentido. Cuando el único significado de
la vida gira alrededor de uno mismo —posesiones, caprichos, gustos y placeres—,
la chispa de la vida muy pronto se apaga. Cuando lo único que vale es el
disfrute de cosas materiales y nada más, muy rápidamente el entusiasmo, la
pasión y la razón de vivir se desvanecen, y se termina diciendo: «La vida no
tiene sentido...»
Sin embargo,
la vida humana sí tiene sentido. Tiene un sentido inmenso, universal, divino.
Tiene todo el sentido que Dios le dio cuando creó al hombre y lo puso en el
jardín del Edén. Ese sentido es, por cierto, la razón de la creación. La vida
del hombre tiene, incluso, un sentido eterno.
Cuando
pensamos sólo en términos humanos, la vida nos parece confusa e incoherente.
Pero cuando levantamos la vista y contemplamos el cuadro mayor de la existencia
—nuestro cónyuge, nuestros hijos, nuestros valores y nuestro Dios—, comenzamos
a ver en la vida un propósito y un designio. Es cierto que sin moralidad la
vida no es vida, pero cuando reconocemos que Dios nos tiene aquí con un
propósito definido, nos damos cuenta de que la vida sí tiene sentido.
Es Dios
quien le da a nuestra vida sentido. Él es quien establece los valores morales
para el buen vivir. Él es quien nos ayuda a aceptar todo lo incomprensible de
nuestra vida.
Cristo nos
da nuestra razón de ser. Él da sentido en medio de la locura. Busquemos en Él
el porqué de nuestra existencia. No nos permitamos, por nada en la vida, ser
presa de esa gran mentira: «La vida no tiene sentido». Porque Cristo quiere
darle sentido a nuestra vida. Él quiere darle belleza a nuestro existir.
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