viernes, 28 de junio de 2013

POR UN PEQUEÑO DETALLE TU VIDA PUEDE ESTAR EN PELIGRO

UN PEQUEÑO DETALLE

(Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas)
Sucedió en una ciudad venezolana fronteriza con Colombia, donde se habían ocultado no menos de 1.940 kilos de cocaína, a la espera de su traslado a Estados Unidos. Así lo confirmaron los voceros de los cuerpos policíacos que tuvieron la suerte de descubrir aquella droga en manos de una poderosa red de narcotraficantes. La red, que tenía nexos con algunos de los carteles colombianos, logró falsificar la firma del canciller venezolano y crear documentos oficiales para «exportar» la cocaína oculta en 110 bultos de libros religiosos.
Los primeros 60 kilos de cocaína, de un total de dos toneladas, llegaron al aeropuerto internacional de Maiquetía procedentes de San Cristóbal. Como se presumía que se trataba de una valija diplomática, la droga escondida en los bultos de libros pasó todos los controles policiales y aduaneros de la terminal aérea. Todo estaba en orden, salvo un pequeño detalle. «¿Cómo era posible —se preguntaron los empleados del Ministerio de Economía— que personal tan calificado de la Cancillería no supiera cómo escribir la palabra “convenio”?» Efectivamente, aquellos traficantes de drogas, pero no de palabras, habían cometido la imperdonable falta ortográfica de escribir «conbenio» (con «b» larga) por «convenio» (con «v» corta) en el documento de exportación. Si no hubiera sido por eso, es probable que los agentes de la aduana no habrían vuelto a revisar los bultos, ni habrían encontrado entre los libros los 60 kilos de cocaína.1
Así como la policía procura «adivinarles la jugada» a los narcotraficantes, también nosotros los padres terrenales hacemos lo posible por anticiparnos a las malas acciones de nuestros hijos a fin de evitar que nos engañen, pero no podemos garantizar que así sea. En cambio, es imposible engañar a nuestro Padre celestial. A las autoridades de esta tierra podemos ocultarles un sinnúmero de transgresiones de la ley humana, pero a nuestra autoridad celestial no podemos ocultarle ni una sola transgresión de su ley divina.
En el Salmo 32 David afirma: «Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño.» Al igual que el salmista, en vez de procurar ocultarle a Dios nuestras faltas, busquemos arrepentidos el perdón de nuestros pecados. Así podremos testificar como David: «Te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: “Voy a confesar mis transgresiones al Señor”, y tú perdonaste mi maldad y mi pecado.»2

1Servicios cablegráficos combinados, «El Nuevo Herald», Sección América Latina (Miami, lunes, 19 de junio de 1995), p. 2B.
2Sal 32:1-5.
32:1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
32:2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño.
32:3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.
32:4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
32:5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
32:6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
32:7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación me rodearás. Selah
32:8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
32:9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.
32:10 Muchos dolores habrá para el impío;
Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
32:11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.

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